lunes, 24 de octubre de 2011

EL TRABAJOSO RESURGIMIENTO DEL TTR

Palabras previas de la Comisión Directiva:

El blog institucional del TTR no estuvo ajeno, durante estos meses, a las marchas y contramarchas inherentes a la Negociación Colectiva. Nuestro cronista -ávido de dinero para solventar su ludopatía y proveerse de sustancias psicotrópicas-, se negó a actualizar el sitio aduciendo incumplimientos de orden salarial y deportivo. Después de exigir victorias, un sueldo conforme al laudo, dinero para viáticos, que se le abra una cuenta corriente en El Caballo y se le otorgue un vale mensual en un conocido prostíbulo de Maldonado, resolvió, este señor, aceptar la contrapropuesta de la Comisión Directiva del TTR que consiste en: una cerveza y un choripán por fecha jugada.

Aclarado este punto –que originó el largo abandono del blog- les dejamos a renglón seguido la crónica de la última fecha.

En el primer tiempo hubo equilibrio en las acciones. El TTR desplegó un mediocampo sólido y consistente, férreo en la marca, pero con escasa proyección ofensiva. Se tocó más bien poco. El desempeño del equipo, en buena parte de la primera mitad, ofreció tranquilidad a su hinchada. Esto es algo a lo que no están acostumbrados los inclaudicables y cascoteados seguidores de la amarilla. Decíamos que daba la sensación de que el trámite era favorable, que la ventaja podía caer de un momento a otro. No obstante, se llegó poco al arco contrario y sin demasiada claridad. También hubo importantes intervenciones de Darío, el eximio arquero rocketero, que se estiró un par de veces y en otras ocasiones contuvo disparos traicioneros sin dar rebote. Como contrapartida, el TTR mostró superioridad en el juego aéreo, ámbito en el que se debe destacar la sobresaliente actuación del Canario. También hubo más peso –más gordura, digamos- para resolver y ganar las pelotas dividas.

En el segundo tiempo se originaron momentos de confusión y enredo que propiciaron una transitoria superioridad del equipo contrario. Sin embargo, una serie de rebotes en el áreas adversaria, donde complicó sobremanera el ariete del equipo -hablamos del negro Cesáreo- terminó con un finísimo disparo de Juan Borges, tan callado en este partido que casi no se lo reconoce. El tiro llegó a la red: 1 a 0. Más tarde, en un avance ofensivo por la banda derecha, se consiguió cruzar una pelota que atravesó paralela a la línea de fondo y fue empujada al arco por Marquitos, ingresado unos minutos antes. Parecía, en ese momento, que un bálsamo de paz calmaría el acostumbrado desasosiego del equipo. Pero para no perder su vocación por el vértigo, el TTR recibió un gol al poco rato. Una pelota elevada picó cerca del arco, no pudo ser despejada, y un delantero adversario la punteó a la red: 2 a 1. Tembló el marrón, tembló el marronero, dice Zitarrosa. A partir de allí Real Bañil mandó sus hombres arriba, lo que provocó zozobras inesperadas en la última línea. Provocó, asimismo, más nerviosismo de lo previsto y deseable. Pero quedaba poco tiempo; el juez pitó el final y se escuchó un general suspiro de alivio en el banco del TTR.

En resumen, se puede hacer un balance positivo del desempeño del equipo. Fue un trámite parejo donde la ausencia de buen fútbol marcó la nota dominante. Se ganó, después de muchísimo tiempo, después de muchísimos partidos, y eso permite abrigar esperanzas para entrar en la zona de definición y pelear el regreso a la primera divisional de la LIFFA.