lunes, 7 de noviembre de 2011

LA GLORIA ESQUIVA

Así como el caballo de Atila, así como la lagarta, el TTR seca el pasto allí por donde pasa.

El partido inicial de la segunda ronda, otra vez contra Picapiedras, fue una clara síntesis de lo que ha exhibido en los últimos campeonatos el elenco amarillo: falta de predisposición a la victoria. Existe, a esta altura, una tara subyacente, una especie de negación que no le permite al equipo jugar y ganar, como lo hacía antes o como la hace en los partidos amistosos.

En el último encuentro, particularmente, la novedad fue que JR (el dt ) propuso un planteo más ofensivo, restando un defensa y sumando un delantero. El nuevo esquema dio resultado en el primer tiempo, donde se mostró mejor juego que en los últimos partidos, más tranquilidad para hacer rodar la pelota en el pasto, un mejor despliegue de los volantes, quienes debieron doblegarse en su esfuerzo.

Después de algunas vacilaciones en los primeros diez minutos, los jugadores de la amarilla se pararon mejor en el campo adversario y demostraron voluntad ofensiva, además de variantes en la movilidad de los delanteros. Hubo llegadas. Estas modestas mejoras, sin embargo, no pudieron materializarse en el marcador.

En el segundo tiempo el trámite cambió. Los rivales consiguieron liberar un delantero -entre las líneas media y final del TTR- que habitualmente recibió de frente al arco y pudo habilitar y ordenar el juego de su equipo. Esto complicó a los amarillos. En una pelota quieta, un jugador de Picapiedras se lleva confusamente una pelota entre los defensas y deja solo a un delantero de cara al arquero rocketero. Fue el primer gol.

Pese a esta adversidad circunstancial, el TTR multiplicó su esfuerzo, puro amor propio, puro orgullo herido, y consiguió arrimarse al arco contrario. Una pelota quieta, peinada y luego cabeceada hacia atrás por el Canario (por encima del arquero) permite la igualdad. El ingreso del Canario permitió, asimismo, una mayor presencia en el área contraria, mediante la sutil técnica del pelotazo y el balón parado. Se redime así, el Canario, de su infortunio contra Vodka Juniors, aunque hay quien dice que para eso le faltan dos goles más (a favor).

Y bueno, no hubo mucho más que eso. Queda para destacar la actitud del equipo, su presencia de ánimo. Queda para destacar la unión y el sentido de pertenencia. Y para lamentar, lo dicho en el principio, esa negación para la victoria que a esta altura ya parece obra de un efectivo gualicho que atora las potencialidades de sus jugadores.

viernes, 4 de noviembre de 2011

COSECHANDO EMPATES

Este bichito, este regio bichito pescado por Acho (el Lacho), serviría para festejar el pasaje del TTR a la punta de la tabla de posiciones. Debemos consignar que este equipo tiene un chef institucional, y más que un chef deberíamos decir un verdadero alquimista de la cocina, un prestidigitador en el arte de los condimentos, un maestro zen de la elaboración gastronómica: Marcelo. De a ratos, también arquero. Él era el encargado de darle brasa a esta corvina de la victoria.

Sin embargo, como bien observó Rabelino –recientemente fichado por el cuadro de los casados, nuestras condolencias- el Tiki Tiki se adapta al rival de turno. Esto quiere decir que primero deja jugar y después ve cómo arregla los desbarajustes que provoca el equipo contrario. Quizá de ahí pueda explicarse la ausencia de protagonismo en todos los partidos, la escasez de victorias y, también, de derrotas.

Los últimos dos encuentros se empataron (van cuatro de cinco) y la corvina tuvo que ser degustada con el sabor soso de la incertidumbre, de cara a la segunda ronda.

El primero, contra Vodka Juniors, fue un soberano desastre. Me dolían los ojos de verlo, apuntó el Cabeza, con razón. El equipo no jugó a nada. Pese a todo, consiguió ponerse en ventaja con un soberbio gol del negro Cesáreo que le dio rosca a una pelota quieta y la ubicó en el segundo palo, lejos de las posibilidades del arquero. Después, ante la perplejidad de todos –que no acreditaban lo que veían- llegó el segundo gol. En una jugada entreverada en el área, el Canario revolea el botín y descerraja un tremendo disparo. La pelota sale despedida con furia y se mete justa contra uno de los verticales. El arquero nada pudo hacer, los defensas tampoco. Una lástima que arco, defensas y arquero eran del Tiki Tiki Rocket: gol en contra. Cosas que pasan, en honor a la justicia debemos decir que las fallas del elenco rocketero no estuvieron allí sino que transitaron todo el trámite del partido. Resultado: 1 a 1.

El segundo, contra Picapiedras, fue desparejo pero también tirando a malo si hablamos del desempeño futbolístico de los amarillos. El TTR empezó algo mejor pero a los pocos minutos perdió pie en el mediocampo y empezó a sufrir los embates de los delanteros adversarios. Es así que dos cabezazos dentro del área culminaron con la apertura del marcador por parte del equipo de la banda roja. El TTR, desahuciado, no encontró después de eso el concierto en sus líneas para imponerse, hilvanar fútbol, y generar situaciones de verdadero riesgo. En el segundo tiempo, con más corazón que buen pie, consiguió llegar algo más, pero también con jugadas sucias, con desprolijidad. Sobre el final, ya en el epílogo del partido, Calderita Silbadora Patri cabecea un centro bien ejecutado y consigue el anhelado y sufrido empate. Resultado, otra vez: 1 a 1.

Las chances están intactas para pelear la definición del campeonato pero al TTR le siguen faltando dos cosas para consolidar sus posibilidades: ganar y jugar bien. Cosas que en el fútbol tienen su importancia. Nada más y nada menos.