lunes, 16 de agosto de 2010

ADVERSIDAD

Otra vez lo mismo. El TTR se hunde en su propio vómito. Las últimas actuaciones del elenco rocketero no admiten el más mínimo soplo de esperanza. Derrota tras derrota, el equipo ratifica su flaca vocación deportiva, su pobre capacidad de armar juego.

Del último partido, al que podríamos calificar aberrante siniestro de la naturaleza, conviene ni hablar. Baste mencionar que ocho ojerosos hidalgos dieron la cara por la inmensa mayoría de... cómo llamarles, ocasionales aspirantes a futbolistas amateur.

Lo insólito de todo esto es comprobar la inquebrantable voluntad de cohesión grupal, las infladas arengas sobre el ya manido conjunto “humano”, tan atendible y cierto, como poco útil si no se respalda con la aparición, partido a partido, en la cancha. Porque como sabemos, el eslogan de este ¿equipo?, es “los asados se ganan los domingos de tarde”. “¿O era que los partidos se ganan los viernes de noche?” No recuerdo. Algo así era.

Dicho esto, pasemos ahora a hablar del huevo. El huevo. Ah, el huevo. Esta cosa que se repite una y otra vez en los correos electrónicos colectivos del grupo. Esta cosa que es acaso el único valor real que podríamos rescatar del TTR. Porque el huevo, esa invocación a la suprema naturaleza de la dignidad deportiva, como si fuera un Dios testicular y sudoroso, insufla rebeldía y energías a estos reventados que visten la amarilla domingo a domingo.

Ah, el huevo. Estos muchachos tienen huevo. El mismo huevo que tienen para el escabio, esa decisión para llenarse el buche con las más etílicas bebidas, esa falta de temor a reventarse el hígado, la tienen en la cancha. Sí señor, aun en las más olvidables de las derrotas (la última dolió) los que se ponen la ajustada casaca del TTR dejan hasta lo que no tienen entre las líneas de cal.

Porque el TTR tiene mucho huevo y poco fútbol... O muy poco. O nada de fútbol. Celebremos, sin embargo, que hay equipo, grupo, gente que se junta, se alienta, se emborracha, se consuela, pierde, se arenga, se emborracha, se junta y, a veces, muy de cuando en cuando, practica. Y después vuelve a perder los partidos pero nunca el sentido de identidad y pertenencia al glorioso Tiki Tiki Rocket.

Como dijo el genial Beckett: "Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor". Arriba el TTR.

(en la foto: nuestro banco de suplentes)

1 comentario:

nico dijo...

como lo siento bastante personal voy a ser el primero en comentarlo...
brillante!!!. lo que falta de futbol, sobra de verborrajica capacidad lieraria...
clap clap clap